La línea de proyectos Frutales Andinos, impulsada por la Universidad Nacional de Colombia y AKIS juntamente con otros socios como la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (AgroSavia, anteriormente Corpoica) persigue el objetivo de incrementar la productividad y competitividad de las cadenas frutícolas, fomentando la adaptación al cambio climático y mejorando las posibilidades en el mercado de las frutas frescas y sus derivados. Para ello, desde el año 2013 ejecutamos acciones coordinadas entre productores, transformadores, comercializadores e instituciones académicas y de formación, principalmente a través de dos proyectos consecutivos financiados por el Fondo Regional de Tecnología Agropecuaria (FONTAGRO), instrumento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID-IABD).
AKIS juega un papel importante desde la propia formulación de los proyectos, definiendo las acciones relativas a la gestión de los recursos en el campo y a la investigación sobre las estrategias de mejora del riego y nutrición de los cultivos. Posteriormente, ejecutamos la instalación de equipos para medir las interacciones suelo-cultivo-atmósfera, como también de los equipos de fertirrigación. El primer proyecto nos permitió demostrar que en el Departamento de Caldas, aún con lluvias anuales superiores a los 2.000 mm, se produjeron etapas de estrés hídrico en los cultivos estudiados que perjudicaron seriamente la producción. En el segundo proyecto estamos demostrando cómo invertir en equipos de fertirrigación permite estabilizar y mejorar la producción, haciendo frente tanto a las etapas de sequía como a los eventos prolongados de precipitaciones que lavan los nutrientes del suelo.
Evidentemente, este trabajo debe ir acompañado de importantes esfuerzos de divulgación. Por ello, frecuentemente organizamos eventos para hacer llegar este conocimiento tanto a los productores como a los técnicos asesores de las agremiaciones y asociaciones. En estos eventos hemos comprobado cómo se está produciendo un cambio importante en la percepción de la utilidad y conveniencia de invertir en esta tecnología por parte de los agricultores. El escepticismo (¿por qué vamos a invertir dinero en equipos para aportar agua cuando llueve más de lo que los cultivos necesitan?) ha dado paso a las dudas técnicas sobre la instalación y gestión de los equipos y las estrategias. El verdadero impacto de los proyectos es el que transforma las explotaciones y (sobretodo) las mentalidades, aplicando el conocimiento para buscar mejores producciones y calidades.